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31 de octubre de 2007
Jujuy en colores (Notifé 73 Noviembre - Diciembre de 2007)
Jujuy en colores
Texto y Fotos por Pablo Bassi
Notifé visitó “la bota” argentina, una magnífica paleta natural de colores plasmados en montañas, valles, selvas y pueblos. De allí trajimos una crónica sobre el Cerro de los Siete Colores y la zona de Yungas, dos paisajes imperdibles de conocer.
Hemos recorrido 1650 kilómetros desde Buenos Aires. Estamos en la ciudad de San Salvador de Jujuy (SSJ), a 1200 metros de altura. A días de comenzar la primavera, el clima seco nos acalora durante el mediodía y la tarde, pero nos obliga a abrigarnos con algún pulóver por la noche. En las próximas horas, la amplitud térmica será mayor, pues en la búsqueda de los mejores colores de la provincia, todavía tendremos que ascender más sobre el nivel del mar.
Nuestro primer objetivo es llegar al Cerro de los Siete Colores. Para ello, salimos bien temprano por la ruta nacional nº 9, que atraviesa la Quebrada, una de las cuatro regiones de Jujuy. La Quebrada es un valle de 155 km. de largo, acompañada de una meseta socavada por el Río Grande, y flanqueada por la continuación de la cordillera de Los Andes y quebradas. Sus 33 yacimientos arqueológicos de 10 mil años de antigüedad la impulsaron a ser declarada por la UNESCO, en 2003, Paisaje Cultural de la Humanidad.
El primer pueblo con el que topamos en el trayecto es Volcán, cuya principal actividad económica es el cultivo de maíz y frutas arbóreas. Así como en varios poblados argentinos, hace 17 años que aquí el tren no llega. Hoy la estación se ha convertido en el Centro de Visitantes, una feria en la que las cholas venden tejidos de lana esquilada por ellas.
Tras alejarnos 50 km. de SSJ, llegamos a Tumbaya, donde los cerros empiezan a tornarse lentamente rojos, verdes, amarillos, celestes. En este marco, el camino nos exige desviarnos a la ruta nacional nº 52, por la que podríamos llegar a Antofagasta, Chile. Sin embargo, nos detenemos en Purmamarca, a 2200 metros sobre el nivel del mar y entre medio de cardones, a contemplar el resultado de un accidente de la naturaleza, nuestro destino, el Cerro de los Siete Colores.
Esta maravilla tiene ya 500 millones de años. Nació en el período Precámbrico, producto del choque de placas tectónicas continentales con las del Pacífico, algo que no debería haber ocurrido. La falla, denominada cabalgamiento, originó la Quebrada y provocó que los segmentos más viejos queden enterrados por los más recientes. Otra excepción a la regla. De esta forma, el cerro es testimonio de todas las eras. Es así como podemos ver rosados algo pardos (vetas de yeso), morados (manganeso), rojos (arcilla terciaria), verdes precámbricos y cuarzos rosados, entre otros.
El pintoresquismo continúa con el Camino del Colorado, que son cuatro km. alrededor del Cerro Colorado, verdaderamente imponente.
No menos atractivo es el pueblo de Purmamarca, con sus calles de tierra y veredas de piedra colonial, sus casas bajas de adobe y sus 200 habitantes que, desde hace un tiempo, conviven con algunos porteños que comercializan productos foráneos en la feria de la plaza.
Aquí todavía se mantiene la traza original de lo que era el Cabildo, con sus también originales techos de madera de cardón y barro, puertas verdes y paredes de adobe. En similar estado se encuentra la iglesia, erigida en 1648, y escoltada por un algarrobo apuntalado de mil años y una gran cruz, punto en el que los aborígenes evangelizados eran obligados a escuchar misa, puesto que no tenían permiso para hacerlo en el interior. Allí, encabezando bien arriba el corredor central, la virgen de Santa Rosa de Lima pareciera cuidar de una colección de pinturas barrocas cuzqueñas, escuela impulsada por los europeos que en la época de la colonización española se instalaban en América a desarrollar la entonces moda artística florentina.
Después de salir del templo, decidimos retornar a SSJ. Nos quedan varios pueblos de la Quebrada sin conocer, cuya característica destacada es la riqueza cultural que nos ha dejado el sincretismo indígena, español y criollo. La posta de Hornillos, Maimará, el Pucará de Tilcara, Huacalera, Uquía y Humahuaca serán motivo de un próximo viaje. Mañana nos espera la zona de Yungas.
Verdes, muchos verdes
Junto con la Quebrada, la Puna y los Valles, la zona de Yungas conforma una de las regiones de la provincia, caracterizada por lluvias de 1600 milímetros anuales, lo cual conforma fértiles valles, y variados microclimas y pisos de vegetación. La función de este tipo de selva montañosa es absorber el agua de los vientos atlánticos, retenerlos y liberarlos esparcidamente durante el año para evitar las sequías. En ella y la selva misionera cohabitan el 60 % de las aves y el 35 % de los mamíferos terrestres de la Argentina.
Entusiasmados por conocerla, partimos desde SSJ a recorrer 110 km. por las rutas nacionales nº 66, 66 bis, 34 y la provincial de ripio nº 83, con destino a la ciudad Libertador General San Martín. Hacia sus costados, observamos dos grandes polos económicos. Uno de ellos, las plantas tabacaleras (ver aparte). El otro, los ingenios azucareros, cuya producción artesanal fue organizada por los jesuitas en 1770 e industrialmente por manos privadas en 1880.
Luego de cruzar el arroyo de Aguas Negras, arribamos al Parque Nacional Calilegua, una de las cuatro selvas de Yungas que existe en el país, la única en Jujuy y que cuenta con 76.320 hectáreas de acceso gratuito y posibilidad de acampe.
Este gran espacio reserva 350 especies de vertebrados, 123 de mamíferos y 23 de reptiles, algunos de los cuales son autóctonos. Entre ellos, el yaguareté, su depredador más importante, cuyo peligro de extinción motivó que fuese declarado, en 2001, Monumento Nacional, mención sólo compartida junto con la ballena franca, el huemul patagónico y el del norte (también presente en Calilegua).
Calilegua cuenta, a su vez, con dos joyas. Una es el recién inaugurado sendero intercultural guaraní, cuyos guías son exclusivamente descendientes de la comunidad otrora dueña de estas tierras, quienes nos conducen a conocer su casa de artesanías y gigantografías que explican cómo era todo antes de la colonización española.
Otra son los varios miradores, desde los cuales vemos atónitos, a 700 metros de altura, los ingenios y el río San Lorenzo, y a 1150 metros, los cerros y sus verdes, las nubes y sus grises húmedos, y las calles del pueblo que, a las 12.30, nos están esperando .
LAS TABACALERAS, JUJUY Y EL CONGRESO
El millonario negocio de las tabacaleras asentadas, en parte, en la provincia de Jujuy y la actitud de sus senadores en relación al tratamiento de una Ley Nacional Antitabaco arrojan un manto de sospechas.
En agosto de 2005, el gobierno nacional presentó un proyecto de ley cuyo objetivo final es reducir el índice de fumadores activos. Sin embargo, la negativa de algunos legisladores (incluso oficialistas) de impulsar la sanción de la ley provocó que ésta perdiera estado parlamentario.
Un nuevo proyecto presentado por el bloque oficialista reinstaló el debate en el Congreso, aunque con una normativa más laxa, lo que le permitiría a las tabacaleras hacer publicidad persona a persona (vía correo electrónico o celular, por ejemplo), e instalar espacios para fumadores en lugares públicos y laborales.
Tanto este proyecto, como uno similar en la Cámara de Diputados y la ratificación de un convenio mundial suscripto en 2005 por la Argentina en la ONU -que insta a los países a tomar medidas para combatir el tabaquismo-, resultan todavía una lucha contra los molinos de viento.
¿CÓMO LLEGAR A SAN SALVADOR DE JUJUY?
En micro: Por lo menos siete empresas viajan, en su mayoría, entre una y tres veces todos los días a un precio de entre $145 y $200 promedio. El tiempo estimado de viaje es de 22 horas.
En avión: Aerolíneas Argentinas es la única compañía que vuela hasta SSJ. Despegan desde aeroparque todos los días a las 11.40 con precios que oscilan entre los $800 y los $1700 con tasas e impuestos incluidos.
En automóvil:
• Ruta Nacional nº 9 hasta Rosario
• Rosario - Santiago del Estero: por ruta nacional nº 34
• Santiago del Estero - Cruce ruta nº 34 con ruta nº 9: por ruta nº 9
• Cruce ruta nº 34 con ruta nº 9 - Ciudad de Perico: por ruta nº 34
• Ciudad de Perico - SSJ: por ruta nacional nº 66.
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