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1 de julio de 2008
Inspiraciones de un médico en África (Notifé 77 julio - agosto de 2008)
Inspiraciones de un médico en África
Entrevista al Dr. Hipólito Barreiro
Texto y fotos: Luciano Giusti
El Dr. Barreiro es médico urólogo y “asociado de Femédica”, como aclara antes de comenzar la nota. El pasado mes de mayo presentó su importante colección de arte africano en el Centro Cultural Borges. Piezas que comenzó a coleccionar mientras trabajaba como médico en Liberia, un pequeño país del África Occidental. La exposición fue realmente singular, presentaba más de 200 piezas entre máscaras y estatuas de un continente perversamente olvidado por el mundo.
¿Cómo llegó a interesarse por el arte africano?
Por mi trabajo como médico en Liberia. Mi mujer, Sara, estando en una playa de Tánger (Marruecos) encontró una revista “Reader’ s Digest”, y allí vio un anuncio que decía que en Liberia se necesitaban médicos. Allí, cada 100.000 personas había un médico, mientras que en Buenos Aires hay uno cada dos mil. Ella tenía la idea de hacer algo como el Dr. Albert Schweitzer, quien recibió el premio nobel de la paz en 1952 y que había creado una clínica en Lamabarené, Gabón. Llegué a Liberia en 1960 y viví allí 17 años. Entonces comencé a trabajar en la selva y la ciudad. Fue en la selva cuando comenzaron a regalarme algunas cosas. Para ellos yo era el hombre blanco que es médico y cuando iba y curaba, nunca decían el doctor es bueno o es malo, ellos decían: “el doctor hombre blanco tiene buena medicina”. En 1964 vuelvo a Argentina con varias piezas, en algo que para mí había empezado como un divertimento, sin disciplina ni conocimiento. Entonces mi hermana, que es escultora, vio las piezas y me dijo que eran muy valiosas, y me trajo fotos de esas obras publicadas en libros de arte. Entonces comencé a interesarme seriamente en el arte africano. Cuando regresé a Liberia continué estudiando y comencé realmente a hacer una colección. Llegué a juntar más de 600 piezas. Mi colección abarca 52 etnias y diez países. Son de diferentes partes de África Occidental que es donde se producen la mayor parte de las máscaras y estatuas. Ellos no consideran a estos trabajos arte como lo podemos hacer nosotros. Para ellos es una necesidad del espíritu y un control social que se ejerce allí a través de las máscaras.
¿Qué patologías trataba en Liberia?
Las mismas que acá con el agregado de enfermedades tropicales como la malaria, que allí es endémica y la parasitosis. Eso complicaba todo el cuadro. La parte occidental de África es la más baja del continente. En esta parte reina el mosquito Anopheles gambiae, que es el vector transmisor de la malaria falciparum, que es la única que es mortal de las tres clases de malaria que existen. Es por eso que a esta zona se la conoce como “la tumba del hombre blanco”. El terreno es básicamente pantanoso. La fauna de este lugar son los hipopótamos, los rinocerontes, las vacas de agua, los cocodrilos y el único felino grande en esta parte del continente es el leopardo. La selva es muy espesa porque llueve todos los días, es la llamada selva lluviosa. Es tan espesa que la visibilidad se reduce a casi un metro.
¿Cómo condiciona esta geografía a quienes viven allí? Los condiciona a que todo es secreto. Los hombres y las mujeres forman sociedades secretas y estas sociedades buscan el poder sobre los demás. Generalmente en toda esta zona de África que comprende a Liberia, la sociedad secreta de los hombres se llama Poro, y San la de las mujeres. Y no tienen nada que ver una con la otra. El que pertenece a una sociedad secreta tiene poder sobre el que no pertenece a ella. Entonces utilizan las máscaras como un arma de control social. Su religión es animista, creen en las ánimas, en la reencarnación, en la transfiguración y en el más allá. Para ellos el concepto de espíritu es el que maneja todo. El misterio, la magia y el espíritu. Todo es secreto. Es secreto el dueño de la máscara y el hombre que la usa, porque ya se encuentra despersonalizado, es el espíritu de esa máscara quien actúa a través de él. Entrar al mundo de las máscaras es entrar al mundo de los espíritus. El hombre que las hace, el gran tallador escultor de la tribu, está en el medio de la selva sentado tratando de arrancarle vida a un pedazo de madera. En eso pone toda su inspiración e imaginación, dentro del misterio y el secreto en el cual ha estado formado.
¿Cuál es la relación del espíritu con el hombre para ellos?
El espíritu necesita del hombre porque según ellos creen las ánimas tienen necesidades materiales como tienen los mortales. Y a su vez, el hombre tiene necesidad de la fuerza que tiene el espíritu, porque representa el misterio del más allá. Así ambos se complementan. El espíritu se acerca al hombre cuando está durmiendo, le habla en un momento de ensoñación y le pide que quiere entrar dentro de él, así es como le ordena hacer una máscara y un vestuario propio de esa máscara. Entonces el hombre poseído consulta con la sociedad, se hace la máscara y comienza a usarla. En el momento en que la usa el espíritu se le mete. Él está poseído, es el espíritu el que se comunica. Un espíritu no es necesariamente una persona para ellos, es algo impersonal; el espíritu está en las piedras, en los árboles, en los animales, en la tierra... Todo es espíritu y todo es secreto. El poder espiritual máximo lo tiene el leopardo, que es el Gor, en la tribu Dan, en otras tiene otros nombres pero el concepto es el mismo.
¿No regresó más a Liberia?
Sólo regresé en 1973 como Emba-jador argentino nombrado por Perón, de quien fui médico personal de 1964 a 1969. Luego no regresé más porque sobrevino una terrible guerra civil provocada por EEUU al mandar a matar al presidente de Liberia. La historia de este país tiene la particularidad de que fue fundado por los liberados esclavos de EEUU. En el siglo XIX les dieron barcos para que volvieran a sus raíces en África, y una vez allí esclavizaron a los nativos. Es decir, hicieron con los nativos lo mismo que los blancos habían hecho con ellos, lo que demuestra que el hombre es un animal de costumbres. La guerra civil fue entre las etnias autóctonas y quienes fueron a esclavizarlas. La guerra terminó, pero quedó todo destruido. De 3000 piezas de arte sólo quedaron 390 según un informe de la ONU. Sin embargo, las máscaras se siguen produciendo porque son una necesidad espiritual y de poder para esas tribus.
Influencia del arte africano en nuestra cultura
A comienzos del siglo XX, figuras máximas de la pintura como Picasso, Matisse, Van Gogh, Gauguin y Modigliani, conocieron el arte africano y se inspiraron en él, en un momento en el que las vanguardias luchaban contra las restricciones que implicaba servir al mundo de las apariencias (la figuración académica). Fue entonces que el arte africano demostró el poder de las formas organizadas según la imaginación, la emoción y la experiencia mística y religiosa. El estudio que de este arte realizaron estos artistas influyó en la aparición de la abstracción y la reorganización de las formas, como la exploración mediante la pintura de áreas emocionales y psicológicas hasta entonces desconocidas para el arte occidental. El Dr. Barreiro afirma que “el arte africano puede ser reconocido como la contribución más grande de África a la herencia cultural de nuestro mundo.”
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