Es el primer taller extrahospitalario de serigrafía textil artesanal y dentro del hospital funciona como taller de pintura en macetas y alfombras artesanales. Los pacientes comercializan los productos que realizan como parte de su rehabilitación e inclusión social
Lo primero que sorprende al entrar al servicio número 3 de un hospital como el Borda, tan estigmatizado y atacado en la actualidad, es ver a los pacientes alrededor de una larga mesa, cada uno concentrado en un trabajo manual como la pintura o el armado de una alfombra. A su alrededor, hay algunos familiares que los acompañan y miembros del equipo que dirige el Dr. Víctor Szkolnik, médico psiquiatra (MN: 64525), Jefe del Servicio Nro 3 del Hospital José T. Borda y creador de esta experiencia.
El hospital se encuentra en el barrio de Barracas y se lo considera monovalente, ya que atiende sólo a pacientes adultos con enfermedades mentales. Los que están allí internados cargan, además de con su enfermedad, con cierto estigma social que los excluye dentro del nosocomio. Es entonces cuando el adentro y el afuera del hospital se torna como una frontera donde cada quien recela del otro según donde esté. Para derribar este muro invisible y favorecer la rehabilitación mental y social de los pacientes, nació Manos del Borda, una experiencia que se basa en el trabajo manual y las relaciones humanas en forma de red.
“Manos del Borda es el primer taller que se armó afuera del nosocomio con un taller de serigrafía textil artesanal en la zona de Chacarita, donde al principio los pacientes iban con un acompañante terapéutico y hoy en día van acompañados entre ellos”, explica el Dr. Víctor Szkolnik, pero enseguida aclara: “Los pacientes tienen allí un maestro de serigrafía que les va enseñando el oficio, pero el objetivo es otro”.
¿Por qué un taller afuera del hospital?
Porque se trata de rehabilitación psicosocial. Soy de la idea de que históricamente los talleres que han funcionado dentro de los servicios no funcionan, soy crítico de ese modelo, porque si vos les das a los pacientes casa y comida, y encima les ponés el taller a los pies de la cama, me pregunto cuándo el afuera es significativo para ellos, cuándo el afuera les dice algo o les es convocante para salir. Y afuera con una connotación, porque el maestro de serigrafía no forma serigrafistas, si bien los chicos aprenden a trabajar y demás, el maestro de serigrafía es un acompañante terapéutico y puede observar otras cosas. El objetivo es que los pacientes puedan comenzar a organizarse, a tener un horario, una obligación etc. El taller es un disparador, lo usamos como una herramienta que pueda generar otras cosas, como el puesto que mantienen desde hace ya unos años en la feria del parque Centenario y en la feria de Mataderos. Para ellos es importante porque se juntan unos pesos, pero yo les marco que lo más significativo es ver qué dice la gente y como ellos dialogan con los demás.
¿Cómo los reciben en la feria?
Al principio los artesanos vecinos les tenían un poco de miedo, pero ahora comparten hasta el mate y las comidas. Esto es lo que entiendo como reinserción comunitaria para los pacientes y además, el efecto que esto genera es que los demás comienzan a entender que es posible un intercambio, un diálogo con alguien que está con un problema en relación a la salud mental. Es un camino interesante para la lucha contra el estigma, la discriminación y el fortalecimiento de la autoestima, porque los pacientes muchas veces se autolimitan en función que perciben que la sociedad los rechaza.
¿Cuándo comenzó esta experiencia?
Manos del Borda comenzó en el 2008, pero ya al principio nos dimos cuenta que para algunos pacientes era muy difícil acceder al afuera, entonces armamos hace dos años un taller intermediario, que resultara un disparador para el taller del afuera. Entonces con esos pacientes de mayor deterioro, armamos dos talleres conexos, uno de pintura sobre macetas, donde ellos diseñan lo que quieren, y el otro es el de armado de alfombras artesanales. Estos dos talleres funcionan en el hospital en contradicción con lo que yo soñé, pero la realidad me mostró que no a todos les es fácil salir. Entonces pacientes que comenzaron en estos dos talleres están comenzando a ir al taller de serigrafía. Otros recién están bajando al hall del hospital, donde todas las mañanas exponen sus trabajos. Otros acompañan a los otros chicos en la feria. Es comenzar a movilizarlos, por eso hoy si alguien entra a la mañana al servicio, no hay ningún paciente acostado, están todos en alguna actividad.
¿Cuál es la base teórica de un taller de estas características?
Este es un servicio que está armado con un criterio teórico ligado a la cuestión de los abordajes grupales. Porque observamos que los tratamientos habituales no brindaban un sostén fuerte en el afuera. Los pacientes se externaban y al poco tiempo volvían, porque eran tratamientos psicofarmacológicos o de psicoterapia individual. Y los modelos asistenciales o protocolos que hoy vienen de los países centrales, plantean que una internación psiquiátrica no puede durar más de quince días. Pero en la práctica observé que ése no es un tiempo real, porque el paciente tiene que modificar una cantidad de cosas. Entonces comenzamos a diseñar este modelo, que tiene una base en un modelo particular de abordaje grupal y trabajos en red que hemos desarrollado y creado nosotros. Cuando hablamos de redes sociales no nos referimos a las redes de Internet ni a los modelos de autoayuda. El modelo de red que tenemos es un desarrollo ligado al registro de la problemática que se ve en el grupo, y a la construcción de un espacio extra grupo, un espacio donde estas personas se reúnen a trabajar en una tarea específica. Hoy puedo definir la red como un aprendizaje ligado a la acción situada. Para explicar qué es esto, cito a Gregory Bateson, uno de los mentores de la terapia sistémica en la década de 1970, que comienza a investigar el comportamiento de los delfines, porque la pregunta que él se hace es ¿Cómo es posible que un delfín cruce un océano y no se canse? Cuando termina la investigación, llega a la conclusión de que el delfín no nada, el delfín se desliza en la corriente, y éste es el mejor ejemplo para explicar qué es acción situada. El delfín para deslizarse en una corriente tiene que confiar en que la corriente primero lo va a sostener, y después, que lo va a llevar a un lugar. Entonces esto es lo que planteamos desde el diseño de red, trabajando con la acción situada, entre otros aspectos teóricos y técnicos.
¿Qué realizan en la actualidad los pacientes?
Macetas que ellos diseñan y pintan, alfombras artesanales y a través de la serigrafía hacen remeras, bolsas de compras, “pintorcitos” (delantales para los chicos), delantales para adultos (parrilleros) y bolsas “caramelitos” para colgar en la cocina y almacenar bolsas de supermercado. Los trabajos son de calidad, porque el objetivo es que lo que realizan sea algo que esté bien hecho y que sea útil para la sociedad. Eso es lo que les transmitimos a los pacientes, hagan lo que hagan, si el día de mañana se van de alta y van a trabajar en cualquier tarea, lo importante es que hagan cosas de buena calidad y que le sirva a los demás, que le sirva al otro, porque el otro es importante, por eso armamos redes y grupos. La globalización es un modelo que apunta al individuo, nosotros acá en cambio planteamos que la salida es con el otro, no es una salida individual. Y con el otro en cuanto a la inclusión social, porque para mí la inclusión social tiene que ver con la inclusión del otro. Es saber del otro, tenerlo en cuenta y darle presencia. Si no, los juegos son individuales y los posicionamientos individuales llevan a las personas a la internación. Los pacientes cuando vienen a internarse están totalmente colocados en una posición individualista, están metidos para adentro, perdieron el contacto y el encuentro con el otro. Y el encuentro con el otro para mí es la posibilidad. Esto en la psiquiatría en general no está planteado. A los pacientes los internan, les dan pastillas y a los 15 días los mandan a su casa, cuando en la mayoría de los casos allí está el problema que provocó la internación.
Donde encontrar productos de Manos del Borda
Servicio Nro 3 del Hospital José T. Borda, Doctor Ramón Carrillo 375, Barracas, ciudad de Buenos Aires.
Sábados por la tarde en el Parque Centenario
Domingos en la Feria de Mataderos (Desde las 10 hasta las 17hs)
Lunes a viernes por la mañana en el hall del hospital.
Mail: manosdelborda2@gmail.com
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