El 23 de agosto de 1991, en Perú, un niño de dos años enfermó de poliomielitis, hecho que motivó el lanzamiento de una gigantesca campaña de vacunación. Fue el último caso que se registró en América desde que Jonas Salk en 1955 y Albert Sabin en 1961, obtuvieron las primeras vacunas contra la poliomielitis. Jonas Salk había inventado una vacuna contra los tres tipos de virus de la poliomielitis; pero tenía el inconveniente de que era intramuscular. Sabin desarrolló una vacuna vía oral que se suministraba a los niños en un terrón de azúcar. Lo curioso es que a pesar de constituir un verdadero hito en medicina, Salk rechazó patentar la vacuna contra la polio. Tampoco quiso hacerlo Albert Sabin. En un programa de televisión, a Jonas Salk le preguntaron sobre los motivos por los que rechazó patentar la vacuna. Su respuesta fue:
"No hay patente. ¿Acaso se puede patentar el sol?"
¿Qué hay que saber sobre la poliomielitis?
Es una enfermedad causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede causar parálisis. El agente infeccioso ingresa al organismo por la boca, al ingerir agua y alimentos contaminados con materia fecal, y se multiplica en el intestino. Su acción destruye las neuronas encargadas del control de los músculos.
Los niños menores de cinco años son los principales afectados y los síntomas iniciales son fiebre, cansancio, dolor de cabeza, vómitos, rigidez del cuello y dolores en los miembros. Una de cada 200 a 1000 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas), y un 5 a 10% de estas personas fallece al paralizarse los músculos respiratorios.
No existe un tratamiento específico para la enfermedad, sino que se utilizan medidas de sostén durante la fase aguda de la patología, para conservar las funciones vitales. La vacunación es la principal medida preventiva. La inmunización Salk, elaborada a partir del virus inactivado, se aplica por vía intramuscular; mientras que la Sabin contiene el virus vivo pero atenuado –que entonces no puede provocar una infección duradera– y se administra por vía oral. Ambas requieren un esquema mínimo de tres dosis para alcanzar una protección efectiva y se administran a los lactantes, a partir de los dos meses de vida, solas o en combinación con otras vacunas obligatorias en la infancia.
Fuentes: Organización Mundial de la Salud, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU y Organización Panamericana de la salud.
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