26 de noviembre de 2013

La alimentación de la embarazada es clave para la salud futura de sus hijos


La lactancia materna y el cuidado de la alimentación de los niños menores de 2 años, es importante para que se transformen en adultos saludables. Pero lo que come la mamá durante la gestación y los nutrientes que recibe un bebé mientras está en el útero son tan –o más– importantes que la etapa que comienza luego del parto. Es que en términos de nutrición, los primeros 1.000 días de vida de una persona –que incluyen la concepción y los dos años posteriores al nacimiento– son los que determinarán cómo será su salud en los siguientes 80 años.
A estas conclusiones llegaron durante el simposio "Nutrición en los 1.000 días críticos: ¿qué sabemos, qué hay que revisar?", que se realizó el 23 de octubre pasado y fue organizado por el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación.
En la Argentina, donde hay una mala práctica de lactancia materna (a los seis meses, el 30% de los bebés ya no es amamantado) y una pobre introducción de los alimentos complementarios a partir del sexto mes, la presencia de anemia es del 30% en los menores de 2 años.

Entre los niños que abandonan la lactancia y se alimentan con leche de vaca es común el exceso de calorías en su dieta, así como también la sobrecarga renal de proteínas y de sodio y, a la vez, es común el déficit de hierro, de calcio, vitaminas A, C y ácidos grasos esenciales.

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